jueves, 5 de febrero de 2015

Yo también soy Podemos

Podemos tiene establecido en su reglamento organizativo que todos los cargos del partido serán elegidos por los ciudadanos de forma directa mediante un sistema de listas abiertas, sin más requisitos que la inscripción.
Tras haberse elegido los Consejos ciudadanos nacional y locales, ahora se está repitiendo el proceso en los autonómicos, excepto en Andalucía donde ha tenido que retrasarse por la precipitada convocatoria de elecciones al Parlamento de nuestra comunidad que ha llevado a cabo Susana Díaz, con la vana esperanza de evitar lo inevitable. Me refiero a que va a tener que buscarse por primera vez en su vida un trabajo honrado. Ahora se va a enterar de la diferencia entre cómo vive la casta y cómo vivimos los demás.
Volviendo a las elecciones internas, al igual que ocurrió durante los procesos locales, algunas listas cuentan con el apoyo de los impulsores de "Claro que Podemos", que fueron los ganadores del proceso nacional. Es decir, cuentan con el  soporte de los dirigentes y la mayoría de las caras conocidas del partido.
Indudablemente, contar con este respaldo en un proceso tan abierto y participativo supone una importante ventaja, ya que al ser Podemos una organización tan reciente, la mayoría de los candidatos son desconocidos para los electores (toda la población, recordemos) y es normal que al tener que votar una lista de desconocidos sigan la recomedación de líderes en los que confían, líderes tan conocidos y valorados como Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa, Íñigo Errejón o el mismo Pablo Iglesias.
Los impulsores de listas alternativas a las "oficialistas" de Claro que Podemos lógicamente saben que esto les perjudica en sus aspiraciones y han protestado de diversas maneras. Una de las candidaturas a la Secretaría General y Consejo Ciudadano de Cantabria ha agrupado a otras muchas en una plataforma llamada "Yo también soy Podemos" y han grabado un bonito video en el que piden a estos destacados compañeros que se abstengan de apoyar a ninguna candidatura.


Por su parte, los que apoyan a las candidaturas "Claro que Podemos" argumentan con razón que todos los inscritos en Podemos tiene derecho a expresar sus opiniones de forma personal (cuando no actúen en el ejercicio de su cargo) y que dado que hay diferentes enfoques a la hora de definir la organización más adecuada para conseguir los objetivos de Podemos, es importante contar con el punto de vista de aquellos que han tenido y tienen un papel más importante en la gestación y desarrollo de Podemos además de un punto de vista privilegiado.
Debo reconocer que en estas quejas hay una parte de razón y otra que simplemente se queja porque quieren ganar y cualquier factor que no los favorezca lo consideran como un impedimento en este objetivo y da lugar a una protesta.
Dejando de lado este planteamiento, humanamente comprensible, pero inasumible, ¿como podrían conciliarse o acercarse ambas posturas para que no se agranden las diferencias? ¿Como podemos hacer que la militancia en Podmeos no sea un mero acto de fe?
Creo que para situar justamente la cuestión lo mejor es ir al fondo del asunto, que es los motivos por los cuáles nuestros líderes dan su apoyo a unos y no a otros. No es por azar o por capricho y entendiendo los motivos estaremos en el camino para reconducir el desencanto de los que se sienten "menos Podemos." Pienso que esta es la cuestión principal y el motivo por el cual Pablo Iglesias y los suyos apuestan por unas candidaturas concretas es porque plantean personas y modelos político-organizativos que son necesarios desde su punto de vista para que Podemos siga siendo una apuesta nueva que se salga de la viciada dialéctica izquierda-derecha y sea capaz de situar el debate en un nuevo marco que escape de las trampas del bipartidismo. Lo que ellos denominan "ocupar la centralidad del tablero." Como bien dejaron claro en su documento político, tenemos que aprovechar la oportunidad.
Sin embargo, algunos compañeros a la hora de definir cómo quieren que sea Podemos proponen modelos asamblearios, que dan excesivo protagonismo a los "militantes" en detrimento de los ciudadanos o que establecen tantos mecanismos de control sobre los representantes que hacen inoperativos los órganos del partido, restricciones que luego en la práctica acaban incumpliéndose por motivos prácticos dejando a todos en un limbo normativo que causa inseguridad y no pocos problemas.
Luego, aunque este tema sea más espinoso, están los candidatos. Uno de los grandes logros de la Democracia es que cualquiera pueda optar a desempeñar un cargo de representación, pero ese derecho no convierte automáticamente a nadie en idóneo, ni siquiera en capaz.
En algunas listas ya se establecen explícita o tácitamente algunos requisitos mínimos para poder ser incluidos en las mismas, pero otras se han formado por métodos de reparto territorial o sectorial dando lugar a la inclusión de algunos compañeros que, siendo honestos, no tienen las aptitudes necesarias para asumir tanta responsabilidad. Debemos dejar claro que lo que todos tenemos es el derecho a presentar nuestra candidatura, pero no tiene que existir esa igualdad a la hora de ser elegidos. La propia palabra "elección" lleva implícita una discriminación, y es lógico que así sea, puesto que cada votante debe elegir a los que considera idóneos para el cargo. Cuando se elige un candidato debemos hacerlo con responsabilidad y no por lo simpático o trabjador que sea, sino por su capacidad para desempeñar de forma correcta el cargo al que opta.

Personalmente considero legítimo el apoyo de los líderes, pero también cereo que se puede hacer mejor y que todos nos sintamos más satisfechos. Dada la ventaja que supone contar con este apoyo, se debería exigir a las candidaturas que lo reclamen unos requisitos claros y públicos, entre los que debería figurar ineludiblemente la transparencia y la participación en su gestión. Desde mi punto de vista, tienen parte de razón los que ciritican que estos apoyos se hayan concedido de modo aparentemente arbitrario, sin explicar claramente los méritos de las candidaturas que los disfrutan, sin aclarar por qué se ha incluido a unas personas y se ha excluido a otras. Y la falta de información siempre genera desconfianza. Y eso es algo que tenemos que combatir.
Toda esta opacidad termina por generar desencanto entre los que, estando convencidos de que señalan el camino que creen más correcto, no comparten la forma de hacerlo. Si no hay nada que ocultar, si todo es legítimo, por qué no hacerlo de forma más abierta. La inmensa mayoría de los que estamos en Podemos nos movemos por la ilusión y por los deseos de contribuir a esta maravillosa revolución incruenta y a cambio de nuestro trabajo, nuestro apoyo y nuestra dedicación sólo queremos que se nos cuenten los motivos como a adultos y poder expresar nuestras opiniones y nuestros puntos de vista.
Se que este año y poco de vida que lleva Podemos ha sido vertiginoso, pero espero y confío en que todos los compañeros y compañeras que están más directamente involucrados en estos procesos encuentren el sosiego necesario para reflexionar sobre estas cuestiones y sepan darle su sitio a la gente que simplemente quiere contribuir de forma más directa al cambio que sin duda vamos a conseguir. Que sepan escuchar las voces de los que gritamos menos pero nos cargamos de razones antes de hablar y que se tomen como un reto conseguir que todos nos sintamos de Podemos al 100%.

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